El Emperador Romano Diocleciano, dálmata de nacimiento y se cree que de baja extracción, fue uno de los más feroces perseguidores del critianismo. Forjado como soldado en el Danubio y sobre todo contra los persas, llegó a ser el jefe de la guardia personal de Numeriano, hijo del Emperador Caro. Tras la muerte de éste, Numeriano accedió al trono y Diocleciano se convirtió en su mano derecha. Tras el asesinato de Numeriano fue el propio Diocleciano el que descubrió al asesino ejecutándole ipso facto. Al descubrirse el hecho las tropas que estaban en la actual Izmit, Nicomedia, le aclamaron como Emperador.
Entre sus logros está la restauración del Imperio. Recuperó la agricultura, e comercio y la artesanía. También reformo la administración, limpiándola de corruptos(que bien vendría hoy), y dividiendo el Imperio en 96 provincias.
También reformó el ejercito evitando la concentración de tropas bajo un mismo jefe para evitar las sublevaciones.
Pero fue la tetrarquía el gran aporte al Imperio. Lo dividió en cuatro partes dirigidas por dos augustos y dos césares. En la foto que acompaña el texto en primer lugar está la representación del acuerdo entre los cuatro mandatarios. La representación está al lado de la ‘Puerta de Papel’ en la Catedral de San Marcos en Venecia.
Lo que llama la atención no es el abrazo sellando el acuerdo, si no que los cuatro dirigentes no sueltan sus espadas. Un claro ejemplo de desconfianza e intenciones aviesas.
Por eso no me han sorprendido lo más mínimo las tachadas de escandalosas declaraciones de Niki Lauda sobre la situación de Ferrari.
El austriaco, uno de mis mayores ídolos quizá porque fue el piloto que ganó la primera carrera que vi en 1974 entre otras cosas, nunca ha tenido pelos en la lengua. Para bien y para mal. Y la situación en el equipo ‘rosso’ es como un balón en el punto de penalty, siempre que no te llames Casquero, algo a aprovechar sí o sí.
Lauda salió tarifando de Ferrari aunque tras ganar dos títulos, que pudieron ser tres de no haberse cruzado el terrible accidente de Nurburgring (algo por lo que se convirtió en un mito absoluto). El final fue amargo casi tanto como el principio. Cuando probo el coche por primera vez en 1974 dijo que era una: a elegir (mierda, basura).
La prensa italiana dice que hablar de desastre es poco. Y Niki, ferrarista hasta la médula, no ha hecho otra cosa que remarcar algo que es público y notorio en la casa italiana. ‘Ross Brawn, al ser inglés, fue el enlace ideal entre los italianos y su cultura y Michael Schumacher, que puso su eficacia alemana’. Se podría añadir que bajo la supervisión de Jean Todt. “Ahora los italianos han asumido todo el protagonismo. ¿Y funciona? Podríamos hablar de caos. Ese es el problema”.
Se puede argumentar que la transición-sucesión no se hizo bien tras la era Schumacher. Pero las peores épocas de Ferrari coinciden con los italianos al mando de las diferentes áreas del equipo.
Entonces pasa lo que en la representación de la tetrarquía, que todos están más pendientes de pasar a cuchillo a los demás, y de que no les pasen a ellos, que de centrarse en el verdadero trabajo.
Eso es Ferrari hoy en día. En manos de italianos que juegan a tetrarcas, como siempre.
Nada nuevo bajo el sol.
p.d. gracias Susana por tu valiosa información