SILENCIOS
La polémica sobre el supuesto adelantamiento de Vettel bajo bandera amarilla en Brasil a un Toro Rosso, sigue teniendo revolucionado el patio.
Recapitulamos. Tras la investigación en carrera de alguna supuesta irregularidad de Sebastian Vettel en las primeras vueltas. En principio así parecía al tener que remontar después de un comienzo de carrera desastroso. Los comisarios con buen criterio no tomaron acción alguna. Aunque su toque con Bruno Senna bien le debía de haber costado una penalización.
Pero una vez acabada la carrera y publicada la clasificación definitiva, con todas las celebraciones disparadas y las penas en camino de ser ahogadas, saltaba la liebre.
Una vez que se va disponiendo de las cámaras onboard de los pilotos se descubre en la de Vettel otra irregularidad que habría pasado inadvertida para todos, Ferrari y comisarios incluidos. Se hace eco el autor, @Diosfenix, en twitter del video y la viralidad hace el resto. Carlos Miquel desde Brasil hace sus gestiones para la COPE y anuncia que Ferrari está sopesando qué hacer y que la FIA podría entrar de oficio en el tema. El tema se expande al resto de medios y, al menos en España, es imparable.
Durante la tarde del martes y el miércoles se lee y escucha de todo. Explicaciones a la maniobra convincentes y claras. A pesar de que desde muchos rincones se indicaban banderas fantasmas, leds en el volante que se apagaban e incluso montajes en photoshop torticeros. Una vez que parece que la irregularidad es clara, la nueva trinchera es argumentar, con parte o gran parte de razón, que hasta que punto una imagen de televisión es una nueva evidencia, en referencia al reglamento y al plazo de reclamación, y sobré qué basar la reclamación.
Aquí llegamos a una encrucijada. Lo justo o lo bueno.
Lo bueno habría sido que no hubiera pasado nada y que la bola de nieve no siguiera creciendo y se deshciiera. Porque, como estamos viendo, la situación se encanalla.
Lo justo sería que Ferrari apelara sin miramientos pero con argumentos sólidos. Obligando a la FIA a aclarar todo y de paso aprendemos de los procedimientos de banderas. Algo, que reconozco, parecía muy claro y que me he dado cuenta que conocíamos nada y menos. Para lo que da agitar un trapito. Lo que está claro y este post (http://carloscastella.wordpress.com/2012/11/29/no-se-puede-sancionar-a-vettel-2/) de Carlos castellá lo explica a la perfección, es que no hay lugar a sancionar a Vettel.
La pelota estaba en el tejado de Ferrari. Se comieron la posible infracción en el momento y cuando tuvieron noticia del tema no hicieron nada. Se habría necesitado una respuesta contundente en un sentido o en otro de la escudería italiana. Pero respuesta al fin y al cabo y en tiempo. Su silencio, como ha hecho toda la temporada escondiendo la cabeza como un avestruz y con menos maldad que Bambi, hasta el jueves sólo alimentó las dudas sobre qué pasa entre Ferrari y la FIA y por qué de estos silencios.
Está muy bien pedir aclaración. Pero no el jueves. El jueves, y me remito de nuevo a Carlos Castellá, ya no se puede hacer nada. Vettel no tiene la culpa de que en Ferrari, quién te vio y quién te ve, hayan sido unos piernas todo el año y al final, tras aguantar el resultado, lo hayan perdido en la prórroga. Valga aquel simil futbolístico. Lo que no ganes en 89 minutos, no lo pierdas en 1.
Ha sido un año de silencios para Ferrari. Y el último les ha dejado mudos del todo.
La polémica sobre el supuesto adelantamiento de Vettel bajo bandera amarilla en Brasil a un Toro Rosso, sigue teniendo revolucionado el patio.
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