EL MANDAMIENTO
Hay un mandamiento en F1 que cuesta mucho aplicar. No entregarás tu posición en pista. Esto, recitado en frío queda como dogma. Pero en el fragor de la batalla, cuando el movimiento del rival hace temblar las canillas y echar humo a los procesadores de las computadoras, no siempre se sigue a pies juntillas.