Luca Montezemolo está a gusto con su puesto al frente de la FOTA y está apretando las clavijas sin pestañear a los dos estamentos que maldirigen la F1. La FIA y la FOM.
La batalla con la FIA la va ganando. Dejando claro a Max Mosley que ciertas cosas no se pueden cambiar en la F1. Porque sencillamente dejaría de ser F1.
La otra batalla que ha comenzado es contra la FOM lo que es lo mismo, contra Bernie Ecclestone.
Las peticiones que hizo de recibir más dinero son lógicas. Ahora, su demanda para conocer los beneficios y poder rebajar el precio de las entradas a los GP es un torpedo a la línea de flotación de la FOM. El segundo torpedo, que ya dejó apuntado tras las carrera de Singapur, es sobre la manera de promocionar la F1. Discutir si es bueno tener tantos circuitos exóticos y prescindir de verdaderos monumentos clásicos.
Montezemolo ya mandaba en 1975
Montezemolo no ha tenido que hacer una votación entre los aficionados ni hacer una campaña patética como la de Ecclestone y sus medallas. Y no lo necesita porque es un aficionado más. Que desde 1973 está al mando de una manera o de otra en Ferrari. Y que como aficionado conoce, sabe, padece y disfruta la F1. Que sabe que la F1 no puede pasar sin Ímola, Silverstone, Spa, Zandvoort o Suzuka. Que por motivos comerciales debe estar en norteamérica. Y que por propia filosofía no puede aceptar las imposiciones estandarizadoras de la FIA.
Me quedo con un frase. “No estoy dispuesto más a que me dicten ciertas cosas sin nuestro control”. Refieriéndose al tema de los beneficios y los nuevos circuitos.
El furibundo ataque que ha soltado Ecclestone contra Ferrari y Montezemolo no es más que una maniobra para intentar romper la FOM. Algo que en tiempos de Jean Todt era muy fácil. El ‘pequeño Napoleón’ estaba en una eterna actitud de conmigo o contra mi que se traducía en la falta de acuerdos entre los equipos. Esa actitud fue clave para firmar aquel acuerdo en 2003, tan beneficioso para Ferrari, que cortó de raíz cualquier intento de escisión.
Pero ahora los equipos confían en Montezemolo y, en el caso de que algún ignorante no supiera que Ferrari cobra más, no van a caer en el anzuelo de Ecclestone. Porque, queramos o no, la F1 sin Ferrari no sería F1.
La amenaza de Montezemolo es alta y clara. O llegamos a un acuerdo o nos vamos y montamos nuestra competición por nuestra cuenta.
La paz entre los máximos organismos se ha acabado. La debilidad de la FIA, por culpa de un Presidente inaceptado por todos, y de la FOM, con un Ecclestone que les hizo rico pero que empieza a dar muestras de senilidad, ha cambiado el balance de poder. O ambos organismos reaccionan o pueden perder a la gallina de los huevos de oro.
Montezemolo ha abierto una guerra con dos frentes pero ha esperado a tener uno estabilizado, FIA, para abrir el segundo, y parece que más importante, con la FOM. La estrategia es clara y está actuando tácticamente con brillantez.
Mosley y Ecclestone tienen un grave problema entre manos, sobre todo el segundo