EXHIBICIÓN
Ott Tanak completó una prueba maravillosa. Sólo la mejor versión del campeón Ogier le pudo doblegar. Eso y la superioridad de cualquier otro vehículo sobre su coche satélite de un equipo no oficial.
Cuando las condiciones se complican. Cuando el barro llega a convertir en una quimera el agarre. Cuando la niebla se empeña en quitarle a tus ojos seguridad. En esas condiciones la inspiración y las manos se imponen. El Fiesta privado que pilota Tanak con la ayuda de su copi Molder, es, dentro de las 4 marcas del mundial, el más flojo. Pero como ya ha demostrado en otros rallyes esta temporada, es capaz de meterlo arriba y poner en jaque a los gallos del mundial.
Seguramente las condiciones eran ideales para sus DMACK, temperaturas relativamente bajas, barro y tramos no demasiado largos.
Fue el único que mantuvo el tirón brutal de Ogier en el primer tramo, en el que ganó el rallye, y sólo un pinchazo en el último tramo de esa primera jornada le quitó muchas posibilidades de conseguir algo más. Fue el único, que mantuvo el ritmo y la presión sobre Ogier. Ganó 12 especiales y obligó a Ogier a soltar zarpazos para mantener una distancia relativamente cómoda.
En una temporada en la que hemos tenido tanta victoria distinta, que Tanak la cerrara con victoria en Australia sería un colofón de oro. Si el estonio ha madurado como para mantener la presión en una prueba tan difícil, esa victoria debe de llegar. Aunque haya un ogro inaccesible.
EXHIBICIÓN
El ‘Ogro’ Ogier no dio opción. Su primer tramo cogió a casi todos con la guardia baja. Quizá le favoreció un poco que la niebla no le afectó del todo, pero en cualquier caso su adaptación desde el kilómetro cero fue total. Con el shakedown realizado sobre terreno seco, llegar al priemr tramo con barro y el terreno muy húmedo obligó a una adaptación. En el caso de Ofier y Tanak fue inmediata. En el resto, no. Exceptuando aparte del estonio a Paddon y Breen. Su control desde ese momento de la prueba en esa etapa inicial fue de maestro y dejó todo sentenciado. Sólo un problema mecánico, como el que ataco entre el cambio y la transmisión, a sus compañeros Latvala y Mikkelsen podía pararle. Se libró. Para completar un rallye magnífico y conseguir una victoria superior.
DESIDIA
Kris Meeke ha sido el gran animador del año con su DS3. Aún así ha recibido comentarios casi despectivos. Se han querido desprestigiar sus logros achacándolos a su retrasada posición de salida. Por eso la oportunidad de callar bocas en esta prueba, la de casa, era de oro. Sin embargo, incomprensiblemente, se ha dejado llevar. No ha luchado por el rallye. No ha sido el Meeke que conocemos. Nos ha privado de un duelo de altura en los bosques galeses de nombres casi irreproducibles.
Los mismo en el caso de Dani Sordo. Sin punch, sin ganas. Que si el coche no va bien. Otra decepción. Ni un buen tramo, ni un simple destello. Nada. Él no puntuaba para constructores, al final como era lógico VW ha ganado el título, por lo que podía forzar un poco más. Ni por esas.
PODIO
La lucha por el tercer escalón del podio involucró a Neuville, Paddon y Meeke. Meeke se fue descolgando por esa apatía comentada. Neuville y Paddon mantuvieron un bonito duelo con mucho toma y daca pero, siempre, con ventaja para el belga en la general. La posibilidad de que hubiera un problema en el coche de Ogier, tampoco les permitía luchar a brazo partido.
Del resto no mucho que comentar. Mikkelsen y Latvala con los problemas relatados tuvieron sus momentos pero poco más. Ostberg siguió a lo suyo, practicamente nada. Y Camilli completó otro rallye sin pena ni gloria. Sólo Breen lo intentó pero acabó ‘patas arriba’. Pero tuvo la verguenza torera que otros no quisieron tener.
Si profesionales de esto pueden permitirse dejar pasar la oportunidad de brillar en uno de los rallyes más prestigiosos del año, algo no funciona.
El que sí que funciona es Ogier que ya siendo campeón, sigue a un nivel inalcanzable. Incluso para un estonio que bordó la prueba pero que apretó todo lo que pudo. La prueba galesa fue una exhibición maravillosa de ambos.
EXHIBICIÓN
Ott Tanak completó una prueba maravillosa. Sólo la mejor versión del campeón Ogier le pudo doblegar. Eso y la superioridad de cualquier otro vehículo sobre su coche satélite de un equipo no oficial.
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