A VECES
El GP ruso tuvo algo que no suele ser normal. No dejar indiferente a nadie. Por polémica, por resultados, por accidentes, por las noticias. Va a ser que, a veces, la F1 es interesante.
Hacer un Pérez. Dicho de la F1 en la que un piloto, preferentemente el mexicano, se marca un relevo larguísimo con sus gomas. Eso implica que las últimas vueltas son absolutamnte agónicas. La paradoja es que con los tiempos en la mano parece que haber parado hubiera supuesto menos tiempo perdido. Pero esos detalles como rodar con la pista limpia, no tienen precio.
Pérez hizo un idem en Sochi. Se encontró al final como un corderito acechado por dos lobos. No pudo resistir mucho. Y cayó presa de Bottas y Raikkonen. A veces la F1, a veces la diosa fortuna, a veces lo que sea, le devolvió el premio al esfuerzo que hizo. Los lobos se enzarzaron entre sí por dominar el territorio de la tercera plaza. Uno de ellos no tuvo cuidado con el colmillo y marcó de más el terreno. El otro lobo que no esperaba tan furibundo ataque se sorprendió y ambos llegaron al cuerpo a cuerpo. En ese fragor, el corderito recuperó la plaza en el podio.
ROSBERG
Dominar todo el fin de semana, salvar incluso la clasificación del sábado (dónde te han dado de lo lindo en la temporada) y hacerte con la pole, es algo que Rosberg consigue a veces. Incluso salir bien a veces lo logra Rosberg. Pero en los todopoderosos Mercedes, también, a veces, hay averías. Y averías tontas. Que se rompa uno de los muelles que controlan el juego de los pedales es muy raro. Pero a veces pareces estar destinado a que cualquier avería estúpida te toque a ti.
Así que Hamilton, que no pudo con su compañero mientras estuvieron pista, se vio comandando el GP y, sin miramientos, se fue a por la victoria. La superioridad de Mercedes quedó más que patente. Sólo un problema con trozos de gomas que se incrustaron en el alerón trasero, puso un punto de incertidumbre en el cabalgar del inglés.
El dominio de Mercedes no deja de ser relativamente sorprendente. En Singapur, con la misma elección de gomas, y con unas temperaturas similares, sufrieron y mucho. Aquí volvieron a sus estándares de dominio. A veces la F1 tiene estas cosas.
El abandono del alemán puso en duda la consecución aquí, no hay duda de que es suyo, del títuo de constructores para Mercedes. La locura de Raikkonen, que seguirá cayendo en gracia, les hizo volver a poner el champán a enfriar. A veces lo inesperado ocurre por partida doble.
SAINZ
En este mundo de la F1 en la que los circuitos son sangrados hasta la pérdida del conocimiento, a veces hay detalles feos. Ahorrarse unos miles de euros a la hora de colocar una valla protectora, es lamentable. Debería ser un delito y los organismos competentes no tendrían que tener el más mínimo impedimento para abrir una investigación.
El accidente de Sainz en su violencia, no debería de haber tenido las consecuencias posteriores. No debió de llegar ese coche hasta el guardarail. O por lo menos no con tanta fuerza. Los bloques de peso considerable de las vallas previas, no debieron caer encima del coche. Pero cuando te ahorras unos miles de euros en colocar adecuadamente las protecciones, en una de las zonas más rápidas del circuito, estamos cerca de la catástrofe. A veces a estos GP les otorgan el título del mejor del año.
Sainz se marcó un carrerón antológico. Pero cometió otro error. Errorcito a errorcito, le impiden llegar más arriba o perder oportunidades de oro. Aquí es cuando no hay que olvidar que es un debutante, que está aprendiendo a marchas forzadas y que lo está haciendo con muy buena nota. Al igual que Verstappen. A veces nos olvidamos que son unos imberbes recién llegados.
PIRELLI
Siempre tenemos presta la mano del almirez para zurrar la badana a la marca italiana. Hacía mucho tiempo que no veía una pista tan sucia de virutas de goma. La elección de Pirelli fue llevar los compuestos blando y superblando a Sochi. En la pista rusa, las gomas se portaron como deberían hacerlo siempre. Permitiendo a los pilotos tirar sin miedo al sentir que el rendimiento no disminuía. Sí el desgaste. Por eso vimos más de un Pérez. Aunque sólo el genuino consiguiera el campanazo. Leía hoy que las gomas perdieron sus trozos al agarrarse a la pista y no al fundirse con ella que es lo que suele ocurrir.
Cierto es que esa suciedad extra ayudó a que Grosjean tuviera su fuerte accidente. En cuanto se salió de trazada no tuvo opción a recuperar. En un accidente muy de Indy. A pesar de la actuación de la marca italiana, del silencio ’stampa’ impuesto a los pilotos equipos para no criticar a Pirelli, a veces se premian estas cosas y la casa italiana ha renovado con la F1. A veces una carrera borra todo lo anterior y, si seguimos por este camino, el juego que ha dado Pirelli en esta carrera augura más buenos momentos.
ALONSO
Cumplió Alonso 250 fines de semana en la F1. Que no GP. Da igual. Muchos. Tuvo varios motivos para estar contento. Primero la fiesta entrañable. Segundo que se atisbaron buenas señales en el motor Honda. Tercero que algunos quedaron retratados para mayor gloria del español.
Que un jefe de equipo prohiba a su gente que acudan o colaboren a, simplemente, felicitar a uno de sus compañeros, sólo demuestra una calaña perra. Una ralea inmunda y unas formas de la más asquerosa camorra.
Afortunadamente un piloto que siguió levantando el ‘dedito’ incluso cuando le dijeron que no quedaba bien y que le hacía daño a su imagen. Un piloto que no tiene rubor en usar nombres pornográficos para sus coches. Un piloto con personalidad al fin y al cabo. Tuvo la entereza y la dignidad de pasarse por el arco del triunfo la orden de su jefe y sí felicitó a Alonso. Si los pilotos son los protagonistas, o deberían de serlo, aunque la F1 sea una competición de coches, detalles como el de Vettel salvan la cara de una marca que chapotea en el fango con demasiada frecuencia.
Claro que la alegría no puede ser completa siempre. Los comisarios varían su parecer y sus decisiones así tengan, es de supooner, cierto nivel etílico. El vodka en Sochi debío de correr como un río. Tras lograr McLaren llegar a los puntos con sus dos monoplazas, Alonso fue penalizado por salirse una vez fuera del trazado, al final de carrera y con las gomas en las últimas. Sí, con el reglamento estará bien penalizado. Pero la consistencia punitiva deja mucho que desear. A veces no se puede tener todo.
Así pasó el GP de Rusia. Con acción en la pista, con unas gomas que ofrecieron un rendimiento uniforme y permitieron a los pilotos tirar y tirar, con estrategias dsitintas que propiciaron momentos a recordar. Con accidentes fuertes, son carreras de coches y esto es así. Incluso con comisarios temerarios que además miraban al lado contrario del que venían los coches para retirar una pieza de la pista.
En resumen. Una gran GP. Un trazado que pareció soso el año pasado y que en esta edición ha dado mucho juego. Un título más que cantado para Mercedes y casi para Hamilton. En la F1 pasan cosas. A veces.
A VECES
El GP ruso tuvo algo que no suele ser normal. No dejar indiferente a nadie. Por polémica, por resultados, por accidentes, por las noticias. Va a ser que, a veces, la F1 es interesante.
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