
BRILLANTE
Se esperaba que Red Bull sufriera en Monza. Pues no sólo no sufrieron, si no que dominaron como en ellos es habitual.

BRILLANTE
Se esperaba que Red Bull sufriera en Monza. Pues no sólo no sufrieron, si no que dominaron como en ellos es habitual.
El GP de Francia daba inicio a un verano que iba a traer un vuelco brutal y polémico al campeonato. Más problemas, miedos de organizadores, chantajes, rectificaciones y, ante todo, un milagro.

Tras los problemas en el GP de España, un constructor y un monoplaza iban a ser los protagonistas por encima de todo. El Seis Ruedas de Tyrrell, que llegaría a eclipsar al mismísimo Niki Lauda.

El GP de España iba a suponer el comienzo de las hostilidades en los despachos. La prohibición de las tomas de aire elevadas, coches algo más estrechos y la reducción del tamaño de los alerones traseros, eran las nuevas reglas más visibles.
Lauda saluda desde el podio de Monza
Tras el dominio de Niki Lauda y de Ferrari en 1975, la atención de la pretemporada se centraba en quién les podría hacer frente. Con una parrilla en la que sólo otro campeón del mundo acompañaba al austriaco, otros pilotos tenían que dar un paso al frente y demostrar que podían luchar por ganar Grandes Premios y por el título mundial.