
Dos lugares tan antagonistas, distantes y con preocupaciones distintas han puesto de acuerdo, en su mayoría, a dos colectivos de benditos locos. Locos que son los únicos en poner cordura en unas situaciones lamentables.

No quería escribir más de un individuo prescindible absolutamente, que no me aporta nada. Insípido, aunque muy bueno, encima de la moto, y limitadísimo bajado de ella.

Cuatro veces he vivido la muerte, de otros, muy de cerca. Dos en rallyes, una en los toros y otra de un amigo. Eso no significa que me haya acostumbrado a ella, ni mucho menos, y siempre que ha vuelto a visitar algo que ha decidido que debíamos compartir no ha dejado de impresionarme.



Tres nombres me han marcado el fin de semana. John Wooden, el más mítico entrenador universitario estadounidense, Valentino Rossi, el mejor piloto de motos de todos los tiempos, y Rafa Nadal, quizá no todavía el mejor tenista de la historia, pero decidido a enganchar otros años fantásticos que le acerquen a ello.