Archive for Agosto, 2016

APUNTES DE BÉLGICA 2016

Lunes, Agosto 29th, 2016

MONSTRUO

Max Verstappen, como dice la acepción 1 de la palabra monstruo en el diccionario de la RAE, presenta anomalías o desviaciones notables respecto a su especie.

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RALLYE DE ALEMANIA 2016

Jueves, Agosto 25th, 2016
VOLVER
Sebastian Ogier estaba obligado a ganar en Alemania sí o sí. Tras sus más que razonables quejas sobre el sistema de salida en las pruebas del mundial, el asfalto alemán era el terreno que le llegaba para reivindicarse.
Sobre el papel la batalla sobre los diferentes terrenos duros de Alemania se presentaba complicada. No tanto en su casa, Latvala está en modo desconocido y Mikkelsen puede mantener un ritmo en asfalto y estar ahí pero no más, pero sí en Hyundai. La marca coreana con dos especialistas en la superficie, Neuville y Sordo, era una amenaza clara para los intereses, tanto de la marca alemana, como del campeón francés.
Pero Ogier manejó a pesar de un susto, de nuevo en una horquilla, el rallye a su antojo. Contemporizó hasta que llegó al terreno elegido para atacar. El sábado, en el tramo multisuperficie de Baumholder, el Panzerplatte, el terreno de entrenamiento para los tanques, avasalló a sus rivales. Allí Ogier terminó de hacerse con un colchón, muy trabajado, que le permitió el domingo contemporizar y volver a ganar un rallye este año. Desde Suecia no saboreaba las mieles del triunfo.
SORDO
El piloto cántabro llegaba a Alemania tras su forzosa ausencia en Finlandia y con la renovación practicamente hecha. Tanto así que se anunció después del rallye.
Dani hizo un rallye prudente sin lanzarse a tumba abierta. Evitando los errores pero manteniendose a distancia incluso de victoria. Esa fue su estrategia para la prueba. El domingo no la cambió. Una décima le dio el segundo puesto final tras el inalcanzable Ogier. Una décima le permitió batir a Neuville y terminar como el mejor Hyundai.
Quizá siendo más agresivo podría haber presionado y luchado por la victoria con Ogier. Pero no es menos cierto que Neuville cometió varios errores, Mikkelsen también, e incluso Ogier. Pero fue fiel a su planteamiento, lo que no quiere decir que no fuera rapidísimo, y le rindió su resultado. Excelente por otra parte pero sigue faltando ese puntito para sumar en el casillero de victorias.
Por su parte Neuville sigue su línea ascendente y, a pesar de algunos errores, mantuvo el tipo hasta el final. Si sigue en Hyundai o no, parece que PSA (Citroen) va a ser su destino, sólo lo sabe él. Pero que no es el piloto que estaba perdido hace no muchos rallyes, también. Le necesitamos a tope para la buena salud del campeonato.
CON EL GANCHO
Mikkelsen hizo un buen rallye pero, raro en él, fue a menos. Aunque quizá fue más mérito de sus rivales que demérito del noruego que no pudo seguir el ritmo, tanto de Ogier, como el de sus rivales en Hyundai el sábado y el domingo.
Lo mismo le pasó a Paddon que no termina de encontrarse. Córcega y España serán pruebas muy importantes para él. Deberá demostrar si ha conseguido evolucionar en asfalto para terminar de presentar su candidatura al título en temporadas venideras.
Del resto no mucho que añadir. Los chicos de M-Sport pasaron desapercibidos. Camilli se salió en el primer tramo y Ostberg estuvo en Ostberg. Habría que valorar cual es el nivel del Fiesta. Aunque no hay que olvidar que Tanak tuvo otra actuación meritoria.
La nota preocupante la puso Lefevbre. El francés sufrió un brutal accidente que dio con sus huesos y los de su copiloto Moreau en el hospital. Una curva cortada de más, la presión de estarse jugando uno de los asientos, el caso es que le estaba costando seguir el ritmo pero acababa de hacer ‘click’. Llevaba dos scratchs consecutivos cuando llegó el accidente. Cosas de los rallyes.
Latvala y Tanak volvieron a sufrir problemas mecánicos. Neuville volvió a demostrar que es el Thierry que conocíamos. M-Sport volvió a su ritmo anodino normal. Sordo volvió al podio y Ogier a ganar. El caso es, volver

VOLVER

Sebastian Ogier estaba obligado a ganar en Alemania sí o sí. Tras sus más que razonables quejas sobre el sistema de salida en las pruebas del mundial, el asfalto alemán era el terreno que le llegaba para reivindicarse.

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GRAHAM HILL

Domingo, Agosto 14th, 2016
GRAHAM HILL
JUSTICIA PARA UNO DE LOS GRANDES
Graham Hill, bicampeón mundial, nunca ha recibido el crédito que merece. Aparte de sus éxitos en la F1 es el único en, además, haber sumado a dichos entorchados, Indy y Le Mans.
La temporada 1968 comenzó el día de Año Nuevo en Kyalami. Sudáfrica y su verano eran un sitio ideal para pasar las navidades y, de paso, celebrar un GP de F1. GP que podría haber contado para la temporada acabada, la que se iniciaba o incluso para las dos.
Tras dos temporadas de dominio de Brabham con su motor REPCO, las cosas iban a cambiar para mucho tiempo en la F1. La irrupción del motor Cosworth en Holanda, 6 meses antes, había empezado a cambiar la cara del campeonato. Con su nuevo motor en exclusiva, Lotus había ganado casi la mitad de las carreras que restaban del campeonato, entre ellas las dos últimas.
En Kyalami Lotus terminó con un doblete que supuso la última victoria en la categoría de Jim Clark. Allí estaba secundando en el podio a su compañero, Graham Hill, que había mantenido a raya a Jochen Rindt con el Brabham REPCO. Hasta la siguiente carrera quedaban más de 150 días.
QUE VEINTE AÑOS NO SON NADA
Nacido en 1929, sería con 25 años en un lunes de Pascua en Brands Hatch cuando Graham Hill se subió por primera vez a un coche de competición. Era, claro, un Cooper y Hill llegó a liderar la prueba.
Antes de esa experiencia, clave, había hecho algún pinito con motos. Decidió dejar su empleo de ingeniero en una fábrica de instrumental, para trabajar como mecánico de quién requiriera sus servicios. Para un tipo tozudo como una mula y con años de entrenamiento en el remo, los malos tiempos sólo fueron un acicate. Tuvo muy claro desde el principio que su futuro estaba en manos de quién le ofreciera trabajo, como mecánico primero, como piloto después. Así que Hill siempre estuvo disponible para correr en cualquier sitio, sobre cualquier vehículo y ayudando, además, en la preparación de los coches.
Puede parecer exagerado pero Graham Hill corrió en todos los circuitos prácticamente del mundo. Allá donde se disputara una prueba de cierto nivel, no era raro ver aquel casco oscuro con las barras blancas.
Corrió tan al norte al menos como Anderstop, tan al sur como Kyalami o Invergill, tan al este como Fuji o tan al oeste como Seattle. En sus 20 años en activo vivió varias revoluciones en las categorías y se adaptó a todas. Ganó en todo tipo de monoplazas. Con motor delante y detrás, con poca o mucha cilindrada. Sin prácticamente aerodinámica a llevar grandes alerones. Ganó en Prototipos, Turismos y en Indycar. Pilotó coches de prácticamente todas las marcas y ‘garajistas’.
Fue testigo y protagonista en efemérides importantes. Estuvo en la última carrera de Fangio. Ganó las carreras que marcaron el final de Stirling Moss o el debut de Jackie Stewart. Ganó Indy y Le Mans, junto a un Pescarolo que no veía claro hacer pareja con él ya que dudaba de su motivación y de su estado de forma. La exhibición que dio bajo el agua en aquel brutal Matra Simca en Le Mans por la noche fue maravillosa. Fue campeón en 1962 llevando a BRM a lo más alto, fruto de esa tozudez, tras tres años trabajando sin descanso. Pero no fueron esas sus victorias más importantes.
GP DE ESPAÑA 1968
Hill había sido pieza clave en el desarrollo del Lotus 49 y del motor Cosworth. La exhibición africana daba todo el crédito al trabajo. Del que Jim Clark extraía hasta la última gota de rendimiento y era el favorito para llevarse el título mundial.
Pero en la mañana del 7 de abril, poco más de un mes antes de retomarse el mundial de F1, entre la niebla, la lluvia y los árboles de Hockenheim, perdió la vida Jim Clark. Era la carrera inaugural del campeonato de F2. El equipo Lotus quedó devastado, como gran parte de la parrilla. Si el mayor talento se había matado, ningún piloto estaba seguro. Era el sentimiento en el paddock. Colin Chapman, muy involucrado con el proyecto del monoplaza con turbina de gas para Indy, se quedó sin su piloto estrella. Buscó soluciones y fichó a Mike Spence para sustituir al astro escocés al volante de uno de los Lotus 56. Spence marcó la vuelta más rápida del mes hasta ese momento en Indy prácticamente nada más llegar. A última hora de la jornada, Chapman le pidió que se subiera al coche de Greg Weld que estaba teniendo problemas para marcar un tiempo. En su primera vuelta ya estuvo en los tiempos normales, pero en la segunda vuelta entró muy rápido en la curva 1, quizá hecho a la aerodinámica del coche con turbina, y se fue contra el muro. La rueda delantera derecha le golpeó en el casco y no sobrevivió a las masivas hemorragias cerebrales que sufrió. Justo había pasado un mes desde la muerte de Jim Clark. Esta segunda pérdida fue demoledora para Lotus. El propio Colin Chapman se planteó la posibilidad de abandonar, al menos temporalmente, la competición. Todo ello en un momento en el que iba a alumbrar una nueva era en la F1. Sus verdes Lotus iban a llevar el patrocinio de Gold Leaf en el GP de España. Rojo, dorado y blanco para un cambio clave.
Como muestra de respeto tanto Lotus como BRM se presentaban con un solo monoplaza en el Jarama. BRM había sido el equipo de Mike Spence.
Graham Hill, de facto responsable del equipo con Chapman centrado en Indy y con su ánimo destrozado, se echaba a Lotus a su espalda. Y el desafío era de órdago. Chris Amon y su Ferrari intratables en la pole. Luego el BRM de Pedro Rodríguez más dos monoplazas que habían causado una gran impresión, ganando, en dos pruebas no puntuables en Gran Bretaña. Los McLaren de Hulme y el propio Bruce McLaren más el Matra de Beltoise. Sexto en la parrilla. Complicada tarea.
POCO A POCO
Rodríguez se ponía primero tras una fulgurante salida que dejaba a Amon 3º y a Beltoise, otro que bordaba el inicio, en 2ª posición. Tras 10 vueltas el mexicano no podía aguantar más al francés y una vuelta después perdía el liderato en la frenada de la recta del Jarama. Poco duraba la alegría en el box de Frank Williams ya que del motor Matra, empezó a salir un humo sospechoso que obligó a parar al francés y le saco de la lucha por el GP. Era la vuelta 16 y Amon recuperaba su posición de privilegio con Rodríguez y Graham Hill detrás. El mexicano intentó mantener y presionar a un intocable Ferrari con el piloto neozelandés al volante. Hecho uno con el circuito, Amon no daba tregua. En la vuelta 28, Rodríguez se salía en Ascari. El Ferrari con margen, se limitaba a rodar sin más. Graham Hill detrás, más pendiente de los ataques de Hulme que de intentar acercarse al Ferrari.
Una bomba de gasolina funcionando a más presión de la debida le costó el abandono al ‘kiwi’. Su racha de mala suerte continuaba. Era la vuelta 58 y Hill, no sólo mantuvo a raya a Hulme, si no que le distanció en 16 segundos para ganar el GP y encaramarse a lo más alto de la general del mundial. Era el 12 de mayo. Dos semanas después, tras poner su coche 2º en la parrilla de las 500 Millas, se hacía con la pole en Mónaco y vencía en el GP por cuarta vez. No le acompañó la fortuna en Indy al perder una rueda en la vuelta 110 y estrellarse contra el muro. Pero su victoria en España devolvió la moral al equipo. En Indy habló largo y tendido con Chapman. En Mónaco terminó de aglutinar al equipo y, tras Indy con Colin Chapman centrado en la F1, superó cuatro ceros consecutivos, tres por rotura mecánica y otro por un trompo, para recuperar el resuello que le estaba robando el Matra de Jackie Stewart. Llegó líder a México para jugarse el título con Stewart y Hulme. Fue el mejor colocado en la parrilla, tercero, de los aspirantes y terminó ganando la carrera y el título tras una carrera perfecta en la que mezcló velocidad y estrategia magistralmente a sus prácticamente 40 años. Salvó a Lotus y le dio el título a Cosworth, para los que tanto trabajó.
En 1969 sufrió un accidente que marcó el comienzo de su decadencia. Fue en Watkins Glen. Se partió las dos piernas. Nunca volvió a ser el mismo aunque ganara en Le Mans. Ecclestone le puso casi fuera de la F1 al retirarse Jack Brabham y vender Ron Tauranac el equipo a Bernie. Hill no tenía cabida en el nuevo Brabham.
DESASTRE
Su segundo entorchado se unía al de 1962, a las cuatro, que serían cinco al final de sus carrera, victorias en Mónaco. A las 500 Millas de Indianápolis de 1966 y a las 24 Horas de Le Mans de 1972. Estableció su propio equipo, Embassy Hill, y fichó a un piloto con un potencial inconmensurable, Tony Brise. Cierto que después del trágico accidente en Montjuich que dejó en el dique seco a Rolf Stommelen.
El futuro de cara a 1976 pintaba muy bien. Con el GH2 listo a final de 1975, nada podía hacer esperar a Hill para hacer pruebas y mejorar el nuevo monoplaza. Paul Ricard era el circuito elegido. Sábado, final de la jornada tras varios días girando en Le Castellet. Graham Hill, Tony Brise, los miembros del equipo Brimble, Smallman, y los mecánicos Tony Allcock and Terry Richards, bajaron hasta el aeropuerto de Niza para subirse a la avioneta Piper Aztec de Hill, que había comprado con parte del premio de la victoria en Indy 1966.
Nunca se sabrá a ciencia cierta qué pasó. Si hubo negligencia de los controladores de Londres,  que le colocaron en una ruta de aproximación errónea a Elstree. Si hubo un error al informarle de la distancia que le quedaba para aterrizar en unas condiciones de densa niebla o, si Hill confundió unas luces de la estación de High Barnett debido a esa medición errónea que le dieron. El caso es que el Aztec se estrelló contra unos árboles del campo de golf lindando el aeropuerto y se incendió.
Graham Hill, nunca reconocido del todo y que hizo tanto méritos como el que más para ser un grande. Que lo es. Un piloto que tuvo la presencia de ánimo,y la habilidad, para sortear a la parca. Mientras muchos de sus compañeros y amigos perecían en esos 60 y 70 tan salvajes como maravillosos. Justicia y reconocimiento para un grande.JUSTICIA PARA UNO DE LOS GRANDES
JUSTICIA PARA UN GRANDE
Graham Hill, bicampeón mundial, nunca ha recibido el crédito que merece. Aparte de sus éxitos en la F1 es el único en, además, haber sumado a dichos entorchados, Indy y Le Mans.
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ROBERTO GUERRERO

Martes, Agosto 9th, 2016
Antes de Juan Pablo Montoya, hubo un piloto colombiano que estaba en otra liga. Su falta de carácter y una pizca de suerte le impidieron hacer cosas grandes en la F1 pero, sobre todo, en la Indycar.
Indy 500, año 1987. Un Lola y un March se están jugando la carrera más grande de monoplazas en EEUU y quizá en el mundo. Otro March, con Bettenhausen al volante, tiene problemas en la curva 2 de la vuelta 131. En la recta pierde una rueda. Roberto Guerrero que viene detrás no puede evitarla y la golpea. La rueda salta la valla y cae entre el público matando a Kyle Kurtenbach. Casi 50 años hace que no se producía la muerte de un espectador en Indianápolis.
El golpe revienta el morro de Guerrero que se ve obligado a parar en boxes. La sustitución le deja a 1 vuelta de Mario Andretti. Quedan 70 vueltas y el gran Mario parece que va a repetir, por fin, su victoria de 1969. El colombiano, mientras, rumia su infortunio sin saber que lo peor está por llegar.
EMBRAGUE
El golpe de la rueda en el morro del March del equipo Granatelli, ha provocado más problemas que los cosméticos por la rotura de la carcasa y la fatalidad en las gradas. El cilindro esclavo del embrague se ha dañado y pierde líquido. Algo complicado de ver a simple vista en una parada en boxes frenética para cambiar el morro, y además sin posibilidad de reparación rápida. Mientras se está rodando, y más en Indianápolis, no se nota que el embrague no funciona bien. Pero cuando se para el tema se vuelve crítico.
Mario Andretti sigue su camino hacia su particular ‘Eldorado’ con una vuelta de ventaja sobre el colombiano y otra más sobre Al Unser Sr. A los tres, de los doce coches restantes en carrera, les queda parar una vez más. Rutina. O eso piensan.
A 23 vueltas para el final, Andretti empieza a rodar lento y pierde la vuelta con Guerrero para quedarse parado. Dada su ventaja había empezado a cuidar su motor. Las bajas revoluciones continuadas provocaron un problema de vibraciones, las ondas resonaron, y rompieron una válvula. El combustible entra en el cilindro sin control ni mesura provocando el ahogo del propulsor.
Guerrero es líder con más de una vuelta sobre Unser Sr. al que ha doblado dos vueltas antes.
CALADO
A falta de 18 vueltas el colombiano entra en boxes para su última parada. Ha perdido la 3ª velocidad de su cambio pero eso no es problema. Roberto nota como no puede sacar la velocidad, probablemente cuarta, cuando entra en el carril de boxes. Por más esfuerzos que hace no hay manera. A más fuerte y repetidamente pisa el embrague, el cilindro esclavo no puede con la presión que le manda el cilindro principal, más se desangra entre chorros de líquido hidráulico. Mientras sus mecánicos repostan el motor se cala. Unser Sr. está en la tercera curva, el público empieza a murmurar.
Los mecánicos devuelven a la vida al motor y el March empieza a moverse sólo para calarse otra vez. La tribuna principal ruge cuando Unser Sr. pasa por meta alcanzando el liderato.
Roberto y sus mecánicos logran poner el coche en circulación pero 1 vuelta por detrás con 16 para meta.
A falta de 9 se desdobla mientras Andretti que ha vuelto a pista se queda parado provocando una bandera amarilla. Guerrero está 6 coches detrás de Unser Sr. con vueltas para llegar a meta. Unser Sr. es capaz de mantener a Guerrero a raya por menos de 5 segundos y ganar su 4ª Indy 500.
EL TÍTULO CERCA
Guerrero había ganado en Phoenix antes de Indy. Después lo hizo en Mid Ohio lo que unido a otros dos podios le daba opciones de llevarse el título. Estaba colocado segundo en la general con 4 carreras por disputar y en la cresta de la ola.
El equipo se desplazó a Indianápolis, su sede, para un test de neumáticos. El experimentado Morris Nunn estaba al frente del equipo y puso toda la carne en el asador para intentar asaltar el título. Una maratoniana jornada probando mucho y bien estaba llegando a su fin. Más por las limitaciones de luz y de horarios del propio circuito, que por las ganas del equipo de extraer a la combinación chasis-gomas hasta la última milésima.
Roberto pasaba por meta cuando Nunn le indicaba que volviera a boxes. La jornada había acabado, pero como pasa con las carreras, hasta la bandera a cuadros…hasta el rabo…
Empezando a girar para la curva 1, un enganche del tirante superior de la suspensión trasera izquierda se rompió. El March se fue directo contra el muro en un accidente gordo. Aún así no parecía que hubiese tenido consecuencias graves para Roberto. Sin embargo no se movía ni respondía. No tenía un solo rasguño, ni un hueso roto. Pero la rueda delantera derecha le había golpeado en el casco enviándole a un estado comatoso que se extendió por 17 días.
1982
Su mujer, Katie, no abandonó su vera mientras yacía en el hospital. No hacía otra cosa que recordar lo feliz que había sido cuando Roberto la dijo que se iban a correr a EEUU a principios de 1984.
Roberto había impresionado a su jefes de equipo y rivales desde que en 1976 el dueño de una de las más prestigiosas escuelas de pilotaje, la de Jim Russell, se quedó prendado de las habilidades del joven colombiano. John Kirkpatrick le consideraba por encima de cualquiera a su nivel en ese momento. Tras su paso por FFord, subió a la F3 británica donde tras un año de rodaje, brindó una temporada memorable luchando con Kenny Acheson y Stefan Johansson. Cinco victorias amasó el colombiano, una menos que el campeón Johansson y 2 puntos menos para acabar tercero.
Ese año debutó en Mónaco. 60 F3 luchando por 20 posiciones en la parrilla. No se clasificó en una carrera que ganó un tal Alain Prost.
Al año siguiente se metió tercero en esa misma parrilla. Pero un toque con Boutsen en la chicane y casi irse al agua, al ser embestido, le dejaron fuera de la gloria. El culo de Boutsen sufrió algo más cuando Roberto, en una rara reacción en él, le propinó una patada fruto de la desesperación mientras caminaban por boxes.
Ganó el año siguiente, 1981, en Thruxton en la F2 en una temporada difícil pero con destellos. Pero quería subir a la F1 como fuera de cara a 1982. Quizá otro año en la segunda categoría le hubiera permitido llegar a un equipo mejor que Ensing.
Fue un comienzo de año para no creer. No pudo salir en Mónaco porque el equipo no tenía neumáticos. Fue dolorosísimo ver a Roberto explicando a sus patrocinadores el por qué de su ausencia. Casi justificando al equipo en vez de haber cogido por la pechera a alguno de sus responsables y obligarles a buscar gomas aunque fueran más que usadas. Antes sufrió uno de los comienzos de temporada más caóticos en la máxima categoría. La huelga de pilotos en Sudáfrica. El boicot de varios equipos en Ímola. Las muertes de dos compañeros. Y aún así sus rivales hablaban maravillas de las condiciones y finura del colombiano en su lamentable montura. A pesar de ello se clasificó para tomar la salida en 8 GP y logró un 8º puesto. Con Theodore en 1983 no le fueron mejor las cosas aunque salió a más GP. Pero si el Ensing era un ‘perro’, el Theodore no era precisamente mejor.
Por eso Katie celebró, nacida en California además, la decisión de Roberto de correr en EEUU tras ver que a Teo Fabi no le había ido nada mal en su debut allí.
EL SUEÑO AMERICANO
Unido a Morris Nunn desde el principio, a pesar de ser un pequeño equipo (Cotters-Bignotti), el talento de ambos se sumó para lograr una temporada memorable. Acabó 2º en Indianápolis tras Rick Mears. Lo que supuso el mejor resultado de un debutante desde que Graham Hill venciera en 1966. Acabó 11º en la general y fue nombrado debutante del año. No mejoró posición en 1985 pero hizo 3º en Indy. Sí en 1986 siendo 9º en la general, 4° en Indy y se quedó a nada de ganar en Miami al quedarse sin combustible muy cerca del final. Y así llegó a 1987, reclamado por varios equipos y fichando por Granatelli con gran parte de su grupo, Morris Nunn incluido.
Cuando despertó, su recuperación fue rápida pero no pudo disputar ninguna de las carreras restantes. Sí estuvo de Grand Marshall en la última prueba dando la salida a los rivales con los que se había jugado todo durante la temporada. Al final de la misma ya estaba haciendo test. Pero otro golpe más le aguardaba. Su equipo, Granatelli, decidió cambiar su sede de Indianápolis a Phoenix. Gran parte de su grupo abandonó el equipo. Pero la principal pérdida fue Morris Nunn. Poco a poco los resultados dejaron de llegar y sin rumbo, Nunn había sido su brújula, fichó para desarrollar el motor Alfa Romeo pero aquello fue un desastre. Lo peor es que todos los males se le achacaron a Roberto. Había dejado de ser el mismo a raíz del accidente, decían.
DIGNO
En 1992 fichó por el equipo de Kenny Berstein. Chasis Lola y motor Buick. Se hizo con una impresionante pole en Indy. Pero el motor Buick tenía un grave problema de lag en su respuesta.
En realidad lo tenían los motores de la marca con una sola mariposa. Ese lag era peligroso al salir de boxes, por ejemplo, pero no en carrera una vez rodando. Pero por contra daban un poquito más de potencia a altas revoluciones. Calentando gomas en la última vuelta antes de ver la bandera verde de aquellas 500 Millas, su Lola no pudo aguantar la patada a destiempo del motor Buick y se estrelló contra el muro.
Cuando llegó a boxes, Berstein le dijo que pensara en sí mismo y dijera que algo se había roto. ‘Kenny, no puedo hacer eso. Es fallo mío. Tengo que vivir con ello’, le contestó Roberto.
Pudo haber cerrado cientos de bocazas aquella tarde de mayo de la misma manera en que se condujo toda su carrera. Sin una mala palabra o bronca. Aunque el culo de Boutsen se pregunte: ¿Por qué me tocó la patada?
TALENTO SIN SUERTE
Antes de Juan Pablo Montoya, hubo un piloto colombiano que estaba en otra liga. Su falta de carácter y una pizca de suerte le impidieron hacer cosas grandes en la F1 pero, sobre todo, en la Indycar.
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RALLYE DE FINLANDIA 2016

Domingo, Agosto 7th, 2016
IMPARABLE
Kris Meeke se unió al selecto y excepcional grupo de pilotos que han sido capaces de ganar el 1.000 Lagos. Con un dominio incontestable, acabó con la resistencia de un desconocido Jari Matti Latvala.
En el tramo de enlace previo a uno de los tramos del mundial, el mítico y temido Ouninpohja, Meeke quizá tuvo las primeras dudas en el rallye. Hasta ese momento había dominado sin dar opción a nadie. Sólo Tanak estuvo a su altura pero dos pinchazos retrasaron al estonio. Cada vez que Ott merodeaba o llegaba a posiciones de podio, el puntual incidente le mandaba para abajo en la general.
Ogier bastante había hecho con mantenerse a tiro hasta que un pequeño error, se convirtió en desastre al quedarse el coche enganchando y perder más de 15 minutos. Pero quedaba Latvala.
El año pasado Kris había bordado el paso por la montaña rusa finlandesa de Ouninpokhja. Sin embargo a final de tramo, Latvala le había endosado 6 segundos. Meeke podía vivir el resto del rallye perdiendo 6 e incluso 10 segundos con el finlandés. Pero no sabía el efecto que podía tener en Jari Matti un golpe de timón así.
Además Ouninpohja se disputaba en el sentido contrario al más habitual. Algo que daba ventaja a los locales frente a las depuradas notas de los foráneos en estas últimas ediciones. Sólo el dominio mostrado por el de Citroen hasta ese momento parecía equilibrar la balanza. Cuando los primeros parciales fueron llegando, las dudas se disiparon. Meeke no sólo no perdió 10 segundos, ni 6. Incluso ni empató el tramo. No. Meeke le añadió 12 segundos a su liderato y terminó con las esperanzas que pudiera tener Latvala. Fue la guinda a una actuación extraordinaria.
CARÁCTER
Algo ha cambiado en Jari Matti. Creo que el accidente de Argentina, fruto de una rotura mecánica, le ha marcado. Bien porque ha dicho que:’Hasta aquí’, bien porque ha perdido ‘punch’ en su cabeza, lo cierto es que Jari Matti ha dejado de ser Latvala. Desde Argentina ha desaparecido el piloto explosivo que maravillaba con tramos rapidísimos y que, también, nos desesperaba con incidentes y accidentes demoledores para sus aspiraciones.
Si en su día Loeb borró del mapa a Hirvonen, Ogier ha desdibujado mucho a Latvala. Este 2016 le está terminando de hacer desaparecer como le conocíamos. No creo que esta táctica, o necesidad, de replegar velas le vaya a permitir volver a luchar por el título. Ojalá, aunque estemos hablando de un piloto distinto. Echaremos de menos ese carácter irredento, esos tramos tremendos y sí, el inoportuno incidente que le obligaba a empezar de nuevo.
PODIO
Mientras Meeke se iba tramo a tramo de Latvala y Ogier se hundía en las profundidades de la general, la lucha por la última posición del podio nos regalaba una lucha con alternativas y sin cuartel. Tanak, Neuville, Paddon, Breen, Ostberg y Mikkelsen tuvieron más o menos opciones en algún momento de la prueba.
Los noruegos Ostberg y Mikkelsen fueron siempre con el gancho y terminaron descolgados. Relativamente sorprendente es lo de Mikkelsen. Ganador en Polonia con unas medias similares a las de Finlandia, no estuvo en ningún momento. Seguro que abrir pista no le ayudó, pero es que nunca dio la sensación de poder optar al podio. Con el incidente de Ogier, podía haber apretado el campeonato. Aunque hubiera sido un espejismo.
Paddon y Neuville buscaron subir al podio como fuere. El neozelandés, quizá fue un poco cauto. No hay que olvidar que el año pasado sufrió un fuerte accidente. Le faltó un poquito de confianza más en su coche y en sí mismo. Lo mismo que Neuville que aunque ganó a su compañero, se dejó jirones de tiempo sobre todo al principio de la prueba.
¿FUTURO?
Así que un invitado inesperado se unió a la lucha por la tercera plaza. Aprovechando en parte su posición de salida retrasada, Breen se mantuvo en posiciones punteras siempre por debajo del radar. Cuando él llegaba a final de tramo, ya la atención estaba puesta en el siguiente. Incluso por el accidente de Bertelli, le tuvieron que ajustar su tiempo en un tramo. Por lo que durante parte de aquella jornada apareció muy abajo hasta que su tiempo fue corregido. Aguantó perfectamente las embestidas de sus rivales y consiguió su primer podio, ojo, en su cuarta participación con un WRC y en Finlandia. Si Craig Breen no estaba en la órbita de ningún equipo para 2017, de repente ha aparecido en todos los radares. Algunos pilotos más que consagrados habrán sentido un sudor frío ante la actuación del otro hombre de Citroen.
POSICIÓN
De nuevo hay que hacer hincapié en la necesidad de cambiar el orden de salida en los rallyes. Más que nada para que nadie pueda quitar brillo a victorias conseguidas a ley. La penalización que recibe el líder del mundial sigue siendo más que excesiva. Ogier sigue amenazando con largarse del mundial. La FIA y el promotor del WRC se remiten a las normas. Pero ya no es sólo la voz de Ogier. Poco a poco se van uniendo otros pilotos que están diciendo que con estas normas no están cómodos jugando. El debate se va a enfriar con la retahíla de rallyes de asfalto. Buena oportunidad para que los mandamases analicen sin presiones y tomen la decisión correcta.
Ahora entramos en la fase del asfalto. Con un rallye tremendo como Alemania, lo añejo, imprescindible y particular de Córcega, la novedad de China y la parte mixta en España.
Mientras Meeke, con su temporada parcial, saborea, junto a Breen, ser el primer británico en ganar en Finlandia. Imparable Kris e imparable su DS3.

IMPARABLE

Kris Meeke se unió al selecto y excepcional grupo de pilotos que han sido capaces de ganar el 1.000 Lagos. Con un dominio incontestable, acabó con la resistencia de un desconocido Jari Matti Latvala.

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