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APUNTES DE BAHRÉIN 2016

Martes, Abril 5th, 2016

VARIEDAD

El GP barheinita tuvo absolutamente de todo. Polémica con los ‘affaire’ de Alonso y con la sesión de ‘Qualy’ del sábado. Con lo ocurrido en la carrera y con las variantes estratégicas que se podían plantear en la misma.

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APUNTES DE AUSTRALIA 2016

Lunes, Marzo 21st, 2016
LA VIDA SIGUE IGUAL
No hay que dejarse engañar. El mundial de F1 sigue igual, con aquellos matices de los que hablábamos tras los test. Otra cosa es que venga bien remarcar algunas cosas. Pero quién no quiera ver lo evidente, perfecto.
Si eres capaz de abrasar a tus rivales en la salida. Si eres capaz de abrir un hueco importante. Si la bandera roja te hacer dudar. Y finalmente no sólo no ganas la carrera, si no que tu rival termina haciendo el doblete habitual, no parece que haya mucho de lo que presumir. Algo sí, claro.
Todo eso le pasó a Ferrari el domingo en Albert Park. Tras el fiasco sideral que supuso la sesión del sábado, es lo que tiene introducir cambios deprisa, corriendo y sin pensar, nos adentramos en un domingo con varias áreas desconocidas. El comportamiento de las gomas, los superblandos que se había guardado Ferrari. Más coches iniciando la carrera con elección libre de compuesto. Pero volvamos al sábado.
GATILLAZO
Querían más coches en pista, emoción, fuegos artificiales, la repera. Al final lo que quedó fue un fiasco demoledor. Un gatillazo espantoso. Un ridículo infame.
Tendremos que aceptar que Pirelli no puede llevar un número infinito de neumáticos a cada GP. Pero, como ya se había predicho, el sistema invitaba a precisamente menos acción en pista. Si además en vez de hacer el corte por vueltas, se hace por tiempo, el desastre es mayor aún. Resultado, insisto en que como se había previsto, los dos últimos minutos sin la más mínima acción en la pista. Un desastre en toda regla.
La obsesión por manipular la carrera, ligándola más allá de la confección de la parrilla, al sábado. Con los reglajes sin poderse cambiar y la obligación de partir con ciertas gomas, lleva a esto. Si quieren potenciar el sábado, háganlo. Pero escuchen y piensen. No limiten gomas. Porque es de cajón. Los puntos se dan el domingo, no el sábado. Ferrari hizo bien en no quemar un juego de superblandos. Total, con su fulgurante salida, consiguieron lo mismo que si hubieran batido a Mercedes el sábado por la pole.
¿Queremos un sábado emocionante? Pues leña al mono. Permita reglajes agresivos para una vuelta. Gomas de calificación. Tampoco hace falta llevar para millones. Pero con que cada coche tenga tres o cuatro juegos nuevos, dependiendo del formato, valdría. Sistema aparte, es un problema de número de neumáticos.
Afortunádamente el sistema será echado atrás. Ahora que piensen en algo más lógico y si no, que dejen todo como estaba que no funcionaba mal.
FULGURANTE
La salida de Ferrari fue fulgurante. Absolutamente fugaz. Visto y no visto, Vettel y Raikkonen se colocaron en cabeza del GP. Los Mercedes se veían superados y Rosberg limitaba las opciones de Hamilton al irse largo y tocar el alerón delantero del británico que se quedaba 6º. Con los superblandos, Vettel abría hueco.
Merece la pena pararse en algunos detalles. La limitación de radio, algo de lo que hablaremos varias veces, impide a los equipos contar a los pilotos como están las temperaturas de frenos y gomas antes de la salida, por ejemplo. Además, al usar una sola palanca para el embrague, eliminando así cierta forma de control de tracción, toma más protagonismo el piloto. Por tanto hay que darle todo el crédito a los pilotos de Ferrari, pero también a la casa italiana que han logrado un sistema mejor que el del resto.
Mientras Vettel abría hueco, Rosberg era capaz de ganarle la posición a Raikkonen con un ‘undercut’, parada temprana’, que funcionaba. Tanto que Vettel pasaba de tener 3 segundos de ventaja a 3 décimas cuando se reincorporaba. Hamilton pedía ir más largo con los superblandos y montaba medios.
UNA VIDA
Llegó el brutal accidente de Alonso. Uno recuerda, sin más, el de Webber en Valencia. Tan similar… El de Martin Brundle en ese mismo punto en el albor del nuevo milenio o el de Ralf Schumacher y Villeneuve, tras un brake-test del imbécil del primero (que le costó la vida a un comisario), e impresiona. Ver moverse a algo blanco debajo de algo que no se sabía que era mientras aparecía el cartel de Alonso en la tele fue sorprendente. El McLaren no se distinguía allá pegado al muro. Alonso había volado dando vueltas de campana hasta acabar contra el muro.
Se juntaron el hambre con las ganas de comer. Gutierrez iba toqueteando controles en el volante. En uno de esos, el volante se le mueve levemente hacia la izquierda. Alonso venáio con mejor goma dispuesto a adelantarle con el DRS además. Ese leve movimiento del mexicano más el rebufo aumentado por el DRS más, por la luz que se enciende en el volante de Estebán que podía indicar que empezaba a frenar y a cargar baterías, se juntaron para que Alonso se lo tragara. Se estrellara lateralmente contra el muro y entrara de lado en la tierra donde empezó a volcar. A velocidad normal el accidente es terrible. Las normas de seguridad que impone la FIA, y que cada año son más severas respecto al habitáculo, morro etc, hicieron su trabajo.
Sobre la radio. Ahora los pilotos no tienen quién les diga sobre temperaturas o problemas. Queremos que piloten sólo, lo que está muy bien, pero olvidamos lo tremendamente complicados que son estos coches.
Alonso salió algo aturdido, con una leve cojera pero por su propio pie. No faltó de nuevo la polémica sobre si el HALO o no HALO o escapatorias de tierra o asfalto. Y otra más incomprensible todavía. ¿Qué pudo pasar en Barcelona en los test el año pasado?
BANDERA ROJA
Con dudas en mucha gente sobre si se podían tocar los coches cuando se pararon con bandera roja. Yo pensaba que sí pero no todo el mundo lo tenía claro. No me refiero a los equipos lógicamente. Cuando los coches se pusieron en marcha, comprobamos que sí, que está permitido.
Hay que tener una cosa clara. Todos los coches habían pasado por el lugar del accidente. Lleno de restos de la colisión del accidente. Como medida de seguridad, está bien que puedas cambiar gomas para evitar pinchazos si la goma se ha cortado, etc. Eso cambia un poco la estrategia de carrera. Se podía obligar a cambiar gomas pero mantener el mismo tipo que se llevaba montado. Pero puede ocurrir que no te queden juegos operativos de ese compuesto. El caso es que los cambios están permitidos e incluso, por ejemplo Hamilton, se puede trabajar en los coches. El británico cambió su maltrecho morro.
Era una nueva carrera, como cuando hay bandera roja de toda la vida, con todos partiendo un fila india y 37 vueltas por delante. Y aquí la decisión era crítica. ¿15-18 vueltas con superblandos y 20-22 con blandas? o ¿montar medios e ir hasta el final con riesgo de cliff en la últimas 5 vueltas?
En Ferrari decidieron ir con la 1ª.
Pros: Te permite tener un ritmo más alto para intentar protegerte en la parada y en cualquier caso tienes goma más blanda al final que tus rivales.
Contras. No puedes ir al ritmo que necesitas con la superblanda para abrir hueco porque la quemas. Había que buscar un ritmo intermedio.
La segunda opción fue la elegida por Mercedes. Esas tandas interminables con medios en Barcelona ahora mostraban una información preciosa.
Pros. No hacía falta parar y el ritmo no era nada malo.
Contras. Las 5 últimas vueltas se podían tornar dramáticas si la goma se caía.
CLIFF
No ha logrado Pirelli que el ‘cliff’, caída de rendimiento muy acusado del rendimiento de la goma, sea exagerado. Pero obviamente ocurre. Además tiene un efecto pernicioso. La goma pierde rendimiento y va perdiendo temperatura. Si levantas el pie para economizarla, la temperatura cae aún más, agudizándose esa pérdida de rendimiento.
Vettel no pudo escaparse de Rosberg lo suficiente. Si apretaba con las superblandas conseguiría abrir hueco, pero a costa de ir a menos vueltas con las mismas y quedándose corto de vueltas para hacer del juego de blandas, un relevo bueno. Unido a ello el ritmo infernal con medias de Mercedes, casi capaz de igualar los tiempos con blandas del resto, y la ecuación quedaba despejada. Tanto así, que Hamilton llegaba segundo después de aguantar las embestidas de Vettel con goma más blanda. Un error del aleman en la penúltima vuelta certificaba el doblete de Mercedes.
KILLER
No cabe duda que Max Verstappen es un killer. Tiene el instinto de los grandes. Instinto que muchos dirán que es egoísmo. Pero al tratarse de un deporte eminentemente individual, aunque articulado a través de un equipo, es lógico ese mirar por ti. Pero una cosa es ser un killer, o un egoísta, y otra una histérica fuera de sí. Y eso es en lo que convirtió Verstappen sus reclamaciones al equipo. En una retahila de exigencias de niño malcriado, que no escucha y patalea y, lo que es peor, demostró tener muy poco control sobre la situación y la propia carrera.
Exigió que Sainz le dejara pasar para él, que seguro que era capaz de hacerlo a la primera, dejar atrás a Palmer ya que el madrileño no estaba pudiendo con el de Renault. Hemos venido remarcando que la situación en la parte media de la parrilla, y esa parte media la componen todos menos Mercedes, Ferrari, Manor y Haas (y ojo con estos) está más igualada que nunca. Incluso Hamilton tuvo problemas para adelantar.
Si hubiera sido inteligente, se habría quedado a un par de segundos de Palmer y Sainz. En aire limpio, cuidando gomas. No zigzagueando como loco y gritando por la radio acosando a Carlos. Para luego quedar en ridículo cuando le dieron permiso para pasar a Sainz y no ser capaz. Ridículo y retratado. Sí fue inteligente para aprovechar que al pasar Sainz a Palmer éste se quedó fuera de sitio, y aún así le tuvo que hacer un ‘por fuera’ con mucho mérito. Pero luego la embestida, con trompo, que le propinó al madrileño terminó de dejarle en evidencia.
La primera temporada se suele perdonar todo. Item más cuando vas ganando crédito con las actuaciones. En la segunda ya llegan las exigencias. Máxime cuando, hoy por hoy, el Toro Rosso puede ser el tercer coche de la parrilla. Otra cosa es que la escudería italiana como equipo, sea la tercera. Obviamente no.
Por su parte Carlos mantuvo la calma en una situación muy difícil. Tenía que pasar a Palmer y a la vez defenderse de Verstappen. Una vez más el saber estar, el buen hacer y la cabeza más que amueblada de Carletes sobresalieron sobre el descerebrado de su compañero.
RESTO
Resaltar la carrera de Grosjean sin ‘parar’. Acabó 6º sin hacer la parada en boxes ya que cambió de gomas con bandera roja. williams mal, Red Bull de nuevo con un cochazo bestial, Force India menos de lo esperado. Renault y McLaren a la espera de verlos en otras carreras.
Pero, como hemos comentado, todo sigue el mismo derrotero con algunos matices. Las próximas carreras nos terminaran de mostrar el cuadro completo y claro, la bandera roja seguro que ha falseado alguna lectura.
Así estamos. Mercedes gana casi como y cuando quiere aunque en alguna faceta se han encontrado oposición. En la salida. Para el resto la vida sigue igual. Menos para Fernando Alonso, que como el dijo, tiene una vida menos en su casillero.

LA VIDA SIGUE IGUAL

No hay que dejarse engañar. El mundial de F1 sigue igual, con aquellos matices de los que hablábamos tras los test. Otra cosa es que venga bien remarcar algunas cosas. Pero quién no quiera ver lo evidente, perfecto.

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POR EL MISMO CAMINO

Lunes, Marzo 7th, 2016

La temporada F1 está en marcha tras la disputa de los 8 días de test en Montmeló. Con matices todo apunta a que el patrón de 2015 se repetirá. La emoción vendrá desde el tercer escalón de la categoría.

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DIDIER PIRONI

Jueves, Diciembre 31st, 2015
DIDIER y GILLES
Para la gran mayoría del mundo de la F1, Didier Pironi fue un traídor. Se le acusa, injustamente, de ser el causante de la muerte de Gilles Villeneuve. Didier era otro ‘animal’ en la pista que sabía moverse muy bien fuera de ella.
No hacía falta. No tenía ninguna necesidad de arriesgar aquel sábado por la mañana en Hockenheim en 1982. Pero sin embargo Didier Pironi no podía huir del fantasma del que fuera su compañero de equipo. Le miraban mal algunos de sus compañeros en el paddock, parte del mundo de la F1. Podía sentir en ellos la misma reacción de rabia e incredulidad que había tenido Gilles tras robarle la victoria en Imola.
Consciente o inconscientemente salía a la pista teniendo que demostrar algo. Y no era así. Él era así.
PRIMEROS PASOS
Fue su hermano mayor el que le inoculó el veneno de las carreras de coches. Procedentes de una familia más que acomodada, no tenían problemas para acceder a la competición. Su hermano ganó el Volante Shell tras acudir a la Winfield Racing School en 1969. Didier tenía 15 años y vio a su hermano ganar. Con 18, y protegido por Elf, fue él el que ganó. El premio: Un volante para la Fórmula Renault de 1973.
Ambos hermanos siempre estuvieron muy unidos, a pesar de los 8 años de diferencia entre ellos, y corrieron un sinfín de aventuras absolutamente peligrosas de manera inconsciente. Con decir que intentaron cruzar el Atlántico en una avioneta que se quedó sin combustible, está dicho todo. Afortunadamente en su camino se cruzó Groenlandia a la que llegaron con los vapores del depósito. Ese espíritu aventurero y desafiante caló en el joven Didier. Nunca se le pondría nada por delante. Aquel año 72, en la final en Paul Ricard, no mostró el más mínimo síntoma de debilidad o nervios. Era el más joven de la camada y les pasó por encima.
AL LÍMITE
Siempre llevó todo lo que hizo, y más en la pista, al límite de sus habilidades. Dos años después ganó el título en la Fórmula Renault, otros dos años y cayó la Super Fórmula y en 1977 acabó tercero en su debut en la F2. Pero ese año tuvo la actuación que le llevó a ponerse en el mercado de la F1. Mónaco. F3.
Una muestra de sus capacidades. Era la carrera en la que había que brillar. Era su primera vez en Mónaco y en un F3. Había que hacerlo bien y lo hizo. Ken Tyrrell llamó a su puerta y la F1 se abrió para él en 1978. Los lazos del ‘garajista’ británico con Elf hicieron el resto.
Tyrrell por entonces ya estaba en la cuesta abajo y aunque brilló en Mónaco y Alemania con sendos 5º puestos, el 008 no daba para más. Era su debut, no obstante, y con un compañero correoso y rápido como Depailler. Pero de nuevo el momento, la ocasión. Las 24 Horas de Le Mans. Tras dos derrotas consecutivas ante los Porsche 936, era casi la última oportunidad para Renault de ganar la carrera de carreras. No menos de 4 unidades del A442 tomaron la salida. Acompañado de Jean Pierre Jaussad, Didier Pironi se llevó la victoria dejando a Renault a tope para afrontar su primera época en la F1. De hecho la casa francesa le quiso fichar para su equipo en 1979 pero Tyrrell hizo valer su contrato y no le permitió irse.
El 009 mejoró un poco a predecesor y Pironi subió al podio en Bélgica, Zolder fue un circuito clave en todos los aspectos en su carrera, y Estados Unidos. Pero en general no le permitió capitalizar sus habilidades.
CONVULSO
Partió a Ligier en 1980. Allí le esperaba el precioso JS11/15. Desde el primer momento el monoplaza respondió a lo que le pedía, y Didier recibió la recompensa al desplegar su potencial. Fue más rápido que Jacques Lafite ya desde Interlagos. Y allí en Brasil llamó la atención de Enzo Ferrari. ‘Cuenta la leyenda’ que Ferrari se quedó impresionado con el control del francés en las curvas del trazado brasileño. A la llegada de la F1 a Europa, firmaba con la marca italiana por dos temporadas. Entre medias quedó una victoria de cabo a rabo en Bélgica, otra vez Zolder, un 2º puesto en Paul Ricard y tres terceros, uno a ley en Kyalami y dos al final de temporada en Canadá y Estados Unidos.
Didier sabía que llegaba a una Ferrari devota de Villeneuve. Pero donde el canadiense daba todo en la pista, el francés, además, daba todo fuera de ella.
Pironi se iba de vacaciones con Piccinini, Pironi le pedía ser el padrino de uno de sus hijos o en su boda. Mientras Villeneuve lograba dos épicas victorias y un 3º con aquel perro del 126Ck, el primer turbo de Ferrari, y machacaba a su compañero francés,
Didier se trabajaba al ‘entorno. También cuidaba su relación con Gilles. Más bien compartían sus locuras y temeridades. Pero nada más.
TRAICIÓN
Ambos eran unos animales en la pista. Con estilos diferentes. Villeneuve era creativo y espontaneo. Rápido desde el primer metro. Didier era tan temerario como su compañero canadiense pero con un método más ortodoxo. Pero al final ambos eran capaces de pasar a tope por donde nunca se podría creer que fuera posible.
Villeneuve era el niño bonito, el preferido de Ferrari. Pero aunque Enzo sentía devoción por Gilles, Didier, en su mejor faceta política, tenía mejor relación. Era más comunicativo.
1982 comenzó de mala manera en la ‘Scuderia’. La resurrección, vía ausencias, llegó en San Marino. Villeneuve fue superior a Pironi. Pero éste, tras el juego de adelantamientos que se trajeron y las instrucciones desde el muro para que mantuviera posición, le adelantó en la última vuelta robándole la victoria.
15 días después en Zolder, otra vez el trazado belga, Villeneuve perdía la vida. Pironi fue de los primeros en pasar por el lugar del accidente. Había sido más rápido que Gilles en el primer intento en la ‘qualy’. Villeneuve salió con toda la rabia a batir ese tiempo y se encontró con Jochen Mass. Esa temeridad de la que había hecho gala siempre, por una vez le mordió. Ese sabiduría para conocer qué iba a hacer el coche de delante, fuera en un atasco en la ciudad, en una carretera de doble sentido o en la autopista, falló. Eligió la misma parte de la pista que Jochen Mass y voló hacia la eternidad tras golpear al monoplaza del alemán.
Desde ese momento Didier para muchos fue casi un proscrito. Cualquier declaración suya sobre Gilles era contestada. Se le comunicó que no sería bienvenido al funeral en Montreal. Y con toda la presión encima, tres semanas después caló su coche en la salida de Canadá. Mientras los coches pasaban a su lado evitándole, uno no lo hizo. Ricardo Paletti se empotró contra la trasera de su Ferrari perdiendo la vida. Más madera sobre Didier.
Aún así venía de ser 2º en Mónaco y 3º en Detroit. Siempre había tenido claro su objetivo y no dejó que las situaciones le afectaran. En Holanda al volver a Europa, dominó en Zandvoort consiguiendo la 2ª victoria del año y poniéndose en ruta hacia el título mundial.
NO LEVANTAR
Y llegó Hockenheim. El fantasma de Villeneuve seguía presente pero cada vez quedaba más claro que Didier estaba completando una temporada magistral. Y llegamos al punto de partida. No hacía falta. Pero el propio caracter de Pironi, hizo que los desprecios y acusaciones le sacaran su lado más arrogante. La cercanía del título le subió el ego.
Con un segundo de ventaja sobre el resto que había conseguido en la sesión del viernes, las cosas iban viento en popa para el francés. El sábado amaneció con el día cerrado y lluvioso en Hockenheim. Con el agua quedándose en suspensión en el bosque en forma de spray, dificultando más aún la precaria visión en esas condiciones. La previsión era de agua para todo el sábado. La 2ª sesión de clasificación iba a ser méramente testimonial. Para el domingo daban un día seco.
En los libres del sábado por la mañana, Pironi salió a pista. Las condiciones al límite. Cogió a Derek Daly y éste, repentinamente, se fue a la derecha. Esa temeridad y sabiduría que compartía con Villeneuve, le llevó a no levantar y a pensar que Daly le dejaba paso. En realidad el británico echaba su Tyrrell a la derecha porque se encontraba con un Prost que circulaba más lento. Como Villeneuve, Pironi salía volando tras golpear el Renault de su compatriota. Aterrizaba sobre su morro. Las heridas sufridas en sus pies y piernas acabaron con su carrera.
Enzo Ferrari sólo acertaba a decir que el campeonato se había ido. Al día siguiente se abrazaba, llorando como un niño, a todo el mundo en la fábrica cuando Patrick Tambay ganaba la carrera.
Un año después Didier regresaba a Hockenheim. Iba con muletas. Fuera de la vista de cualquiera, fue a la parte de atrás del box de Ferrari y se dejó caer en el cockpit del coche de Arnoux. Apretó los pedales y supo que le quedaba mucho para siquiera intentar volver. Tres años y treinta tres operaciones después, en un test privado con Ligier, tiró la toalla. Pero no dejó la velocidad.
Se enroló en las carreras de lanchas rápidas. Allí, como en la pista, como en la carretera, como en su vida, siguió con su temeridad y su sabiduría. Ahora para determinar qué olas eran peligrosas o no. Al final a ninguna la consideró tal. Amenazaba al controlador del acelerador si levantaba. En 1987, en la isla de Wight, una ola de un pequeño petrolero fue tan impredecible como lo fue Mass para Villeneuve o Daly para él. La motora voló yendo a estrellarse contra el agua quedando boca abajo. Pironi y sus coequipiers murieron ahogados.
Entre sus recuerdos más preciados estaban muchas fotos junto a Villeneuve. Pironi marcó el principio de una F1, ya cambiante, más política, cínica, deshumanizada. Eran amigos, sin duda. Pero en la pista nunca los hay. Sus hijos se llaman, Didier y Gilles.

DIDIER Y GILLES

Para la gran mayoría del mundo de la F1, Didier Pironi fue un traídor. Se le acusa, injustamente, de ser el causante de la muerte de Gilles Villeneuve. Didier era otro ‘animal’ en la pista que sabía moverse muy bien fuera de ella.

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SERGIO ¿QUIÉN?

Martes, Diciembre 15th, 2015

Debe ser cosa del fanatismo, de la doctrina y del desahogo. También del atrevimiento. E incluso, puede, que del exceso de alcohol y de adulación por parte de los papanatas y pesebreros. Un advenedizo repartiendo carnets de ferrarista.

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