A PESAR
A pesar de la inutilidad de las gomas Pirelli, atacadas ya sin rubor por los pilotos. A pesar de que la lluvia no cesó en ningún momento. A pesar de los miedos a un accidente grave. A pesar de todo y tras 3 horas, vivimos un GP que dejó un gran sabor de boca.
No evacúan agua. Si ruedan detrás del safety-car no cogen temperatura. Son incapaces de evacuar la cantidad de agua necesaria para limitar los riesgos del ‘aquaplaning’. Y, por fin, los pilotos soltaron estopa contra ellas. Sí, las gomas de Pirelli.
Las previsiones eran de agua durante todo el domingo, intensificando su intensidad en momentos cerca de la hora de la salida y durante la carrera. El miedo a una salida tras el safety era lógico y normal. Pero un rayo de esperanza cruzó por el circuito cuando dos horas antes, Charlie Whiting expresó su deseo y convencimiento de que, si las cosas seguían igual, se podría partir desde la parrilla en parado. Una salida normal, para entendernos.
ENTORPECIENDO
Sin embargo las previsiones se iban cumpliendo y la lluvia arreció cuando el semáforo se puso verde para que los coches fueran circulando a la parrilla. Las condiciones eran complicadas. Y más aún se complicaron cuando Grosjean se estampó contra el muro camino de ella.
Que había voluntad desde Dirección de carrera de que todo fuera normalmente quedó fuera de toda duda. Se retasó la salida 10 minutos. Pero la lluvia volvió a arreciar y se tomó la decisión de salir tras el Safety.
Lo que otras veces había ayudado a que la pista mejorara, en Brasil empeoró las cosas. Al no parar de llover, al llevar un ritmo que hacía imposible calentar las gomas, y al seguir sufriendo los coches aquaplaning en varias curvas, no estaba muy claro cuando empezar. Los mensajes contradictorios de los pilotos, unos decían que estaba para correr y otros que no, entorpecieron y retrasaron la decisión de mandar al safety a boxes.
MOSCA COJONERA
Verstappen en estas primeras vueltas se dedicó a buscar el agarre por cada rincón del circuito. Bien porque al encontrarlo iba más rápido en alguna zona, o bien porque quería intimidar a Raikkonen, lo cierto es que el holandés se emparejaba con el de Ferrari, tan pronto por la derecha como por la izquierda y casi nunca siguiendo la procesión. Al comienzo de la vuelta 8 se lanzó la carrera. En la primera frenada Max pasaba a Raikkonen.
Una de las dudas que flotaban en el ambiente, era el ‘crossover’ de las gomas. El momento en que el rendimiento y el tiempo por vuelta de los neumáticos de agua se iguala con los intermedios. Magnussen, por ejemplo, paró tras una vuelta. Íbamos a saber pronto las diferencias entre una y otra goma. Pronto los Williams y Alonso, entre otros montaron los intermedios. Las referencias iban a ser copiosas. Y tras dos vueltas las intermedias, en ritmo y tiempo por vuelta, estaban ahí. Pero no en el ‘feeling’ y el rendimiento con los charcos. En la subida hasta meta los trallazos eran de órdago. Si con las extremas los sustos existían, con las intermedias era dramático.
En la vuelta 12 Ericcson se estrellaba en la recta de meta. Siete largas vueltas pasaron hasta que se retiró el Sauber y se limpió la pista. En ese tiempo las gomas se enfriaron, como los frenos. Verstappen, tras haber parado para poner intermedios, estaba de nuevo detrás de Raikkonen. Bien porque pusiera nervioso al finlandés, bien porque Kimi estuviera resuelto a defenderse mejor, llegó la catástrofe para el de Ferrari.
BANDERA ROJA
Kimi se salió un poquito fuera de línea. Lo suficiente para perder el control y estrellarse, para luego cruzar la pista meintras sus perseguidores le pasaban y evitaban, algunos por los pelos.
Lo ocurrido, remarca algo que venimos muchos diciendo desde hace tiempo. Que es más peligrosa, si de eso se trata, de evitar peligros, una salida lanzada, con agua, que en parado. Al hilo de esto hay que recordar que para el año que viene cambia el sistema. Tras unas vueltas tras el safety, la salida se dará en parado.
Volviendo a la carrera, todos se prepararon para volver a pista una vez retirado el Ferrari y limpiada la recta. Por reglamentación, obligados a montar ruedas extremas de agua. Todos aquellos que habían cambiado, aparte de no haber ganado gran cosa en el movimiento, regresaban a la goma ideal para la carrera. Pero la lluvia seguía arreciando cuando volvieron a pista. Tras siete vueltas la sorpresa. Cierto es que eran mayoría los pilotos que decían que estab la pista peor. Pero Whiting volvió a sacar la bandera roja.
Todo tiene explicación, incluso las decisiones de dirección de carrera. En este caso, y para que el tiempo de dos horas de carrera no se agotara con los coches parados en boxes, se sacó la bandera roja. Eso daba un margen de 4 horas, desde el comienzo de la carrera, para completar el total.
Esto provocó la ira de los espectadores, a un lado y a otro de la pantalla. En el circuito la pitada fue monumental. Todos tenemos claro que la F1 debe de mejorar en comunicación. En este caso no hay duda. No se hizo llegar a los espectadores la causa.
Además, había otro temor. Para conseguir que al carrera puntuara totalmente, hacían falta completar 54 vueltas.
LLOVIZNA
El chaparrón fuerte duraría un cuarto de hora. Y antes de otro de intensidad grande, habría un periodo de tregua con llovizna. Eso es todo lo que hacía falta. Unas vueltas sin llover mucho para que las gomas cogieran temperatura y andando.
Hamilton, Rosberg, Verstappen, Pérez, Sainz, Nasr, Ricciardo, Ocon, Wehrlein, Alonso, Bottas, Magnussen, Button, Vettel, Hülkenberg, Massa, Gutiérrez and Kvyat volvieron en ese orden a la pista y tras dos vueltas el Safety se marchó.
De nuevo Hamilton no tuvo problemas para abrir hueco con Rosberg. Y el alemán cayó en las garras de Verstappen sufriendo una pasada por fuera en la 4. Pero una cosa es Rosberg y otra Hamilton. Lewis vio como en las dos siguientes vueltas Verstappen se acercaba. Pero en la tercera le mandó un mensaje claro, ‘vamos a no hacernos daño’. Unas vueltas después Verstappen cortó al respiración de todos, incluida la suya propia, tras cometer un trompo y salvar el choque contra las protecciones. Era la vuelta 37, Rosberg en la 44 casi estampa su Mercedes. Los sustos seguían en la recta de meta y Massa no pudo evitar en la 47 que el susto fuera definitivo. Triste adiós con su público el de Felipe. Que, a resultas de la salida del safety que se mantuvo por 6 vueltas, recibió un homenaje espontaneo del pit-lane. La presencia de su mujer y su hijo ya se me hizo excesiva y alta en azúcar. En plena carrera y por muy cerrado que estuviera el pit-lane, no entiendo muy bien todo esto. Pero bueno.
COMPLETA
Cuando se relanzó de nuevo la carrera, era la vuelta 55. Ya puntuaría completa. Hamilton de nuevo sin problemas con Rosberg, Pérez que hizo de Verstappen pero no inquietó al líder del mundial. Sainz en una asombrosa cuarta posición. Detrás Vettel, un sorprendente Nasr, Hulkenberg, Ocon y Alonso. Los Red Bull pagaron de nuevo sus experimentos y tuvieron que parar, 11º y 14º.
Con gomas más frescas que el resto, se pusieron a escalar posiciones. Quedaban 16 giros por delante.
Verstappen rápidamente se quitó de en medio a tres coches. Poco después a Ricciardo. Kvyat y Ocon en rápida sucesión. Sus poco ortodoxas líneas y sus gomas, más su arrojo, no dejaban prisioneros. Pasó a Nasr en las eses y ya era 7º. Tenía por delante a Hulkenberg que a su vez estaba cogiendo a Vettel que no podía acercarse a Sainz que seguía haciendo un carrerón. En la 65 MAx pasaba a Hulkenberg justo cuando Vettel se echaba encima de Sainz que empezaba a sufrir con sus gomas.
Verstappen cogió a Vettel y eso dio un respiro a Sainz. Max acosó a Seb y se decidió a pasarlo por fuera en la entrada a meta, pero en Junçao se lo pensó mejor y se fue al interior. Vettel estaba vendido. Pero aún así Verstappen no pudo evitar dejarle la firma estampada llevándole fuera de pista. Al contrario que Rosberg, con una naturalidad sibilina. El podio estaba cerca.
El siguiente en caer fue Sainz y puso la guinda en la última vuelta pasando a Pérez para subir al podio.
EN SUS MANOS
Hamilton, ajeno al movimiento, cubrió sus vueltas sin contratiempos completando una gran carrera. Rosberg, favorecido por los experimentos de Red Bull, completaba el doblete y se queda con una situación cómoda de cara a Abu Dhabi. Le vale con ser 3º.
Pérez terminaba 4º en una gran carrera con Vettel 5º. El alemán se deshacía de Sainz. Que completaba su mejor carrera desde que está en la F1 y que, de nuevo, le asienta muy arriba en el escalafón de pilotos.
Lo que no se vio es la otra gran remontada que hubo. Y esa la protagonizó Alonso. Tras el trompo cayó a la 17ª plaza. Era la vuelta 56. En la 60 ya había ganado 5 plazas. En las tres últimas pasó a Kvyat, con el coche tocado, y a Ocon para entrar en los puntos. Por cierto, con un coche que debió ser un perro todo el GP. Button no fue capaz de meterle en cintura, yendo bien en agua como va Jenson, y Alonso sufrió de lo lindo con él. Pero atacó y atacó hasta sacar ese punto. No acertaron desde el muro con la decisión de montar intermedios tan pronto. Pero merecía la pena el riesgo.
Hamilton, Sainz, Verstappen, Ricciardo, Nasr y Alonso pusieron la salsa en una carrera que, en cualquier caso, siguió el patrón imperante en 2016. Mercedes y luego el resto.
Sí, Red Bull podría haber ganado la carera. Esta vez el riesgo no tuvo recompensa.
Lo que comenzaba y tenía una parte media preocupante, acababa con gran espectáculo y acción. Hay que reconocer que Whiting movió muy bien sus piezas. Y eso que tras el accidente de Raikkonen más de una voz ya clamaba por parar la carrera. No debería hacer falta recordar que esto es F1. Hubo carrera, y una buena, a pesar de todo.
A PESAR
A pesar de la inutilidad de las gomas de Pirelli, atacadas ya sin rubor por los pilotos. A pesar de que la lluvia no cesó en ningún momento. A pesar de los miedos a un accidente grave. A pesar de todo y tras 3 horas, vivimos un GP que dejó un gran sabor de boca.
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