DORMIRSE EN LOS LAURELES
El vencedor en los Juegos Píticos, en Delfos en la antigua Grecia, recibía una corona de laurel. Enlace. Cuando no volvían a ganar nada, se les reprochaba que se habían dormido en los laureles. Desde entonces esa expresión ha ido pasando de generación en generación y de civilización a civilización.
Pues eso es lo que le pasó a Mercedes el domingo en Albert Park. Lo visto en Barcelona en los test siguió el guión de lo deducido, allí en Australia. Mercedes por delante. Ferrari y Red Bull a la par y el resto en un pañuelo. Sauber, Williams y Toro Rosso detrás.
Esa superioridad de Mercedes les llevó, en un momento clave de la carrera, a no recalcular la cifra de segundos que arrojaba una computadora. Y eso fue fatal para las aspiraciones de empezar ganando en el campeonato. Y matándolo ya bastante de salida.
ANZUELO
Hamilton aguantó bien a Raikkonen y, una vez eliminó la presión del finlandés, abrió un hueco no demasiado grande pero suficiente. Controlando, a cada arreón de Kimi, respondía con una vuelta rápida, Lewis tuvo una primera parte de GP plácida. A pesar de todo el marketing de Pirelli, los millones de colores y tipos de gomas y demás zaranadajas, la realidad es que la carrera fue a una única parada otra vez. Y eso esperaba Hamilton, intentando ir lo más largo posible, con la diferencia necesaria para evitar el ‘undercut’ por parte de Kimi.
Pero en Ferrari no estaban dispuestos a seguir el guión establecido y buscar acabar en las dos siguientes posiciones el podio. Decidieron mover el árbol.
En la 18, a 40 de meta, Ferrari lanzó el anzuelo a Mercedes y ésta lo mordió. Por morder aquel no te han pescado, pero ya tienes el riesgo de ser sacado del agua a la mínima. Pero Mercedes siguió nadando como si nada. Hamilton entró en la vuelta siguiente. Vettel se quedaba en cabeza, con Hamilton y Raikkonen detrás. Ahora Ferrari tenía a su piloto dónde quería. Aquel mandamiento de: ‘No cederás el liderato de la carrera en balde’. Pues algunos siguen sin cumplirlo. Cierto es que Ferrari tenía dos coches con los que jugar frente a uno de Mercedes, Bottas no estaba tras el accidente en la Q, ni se le esperaba. Pero al menos atente al mandamiento.
Vettel, además, fue capaz de mantener la ventaja de alrededor de 13 segundos con la que le obsequió Mercedes. No era, por supuesto, suficiente para mantenerse primero cuando parara, pero sí le podría dar opciones de atacar a Hamilton. Éste al final de carrera tendría unos neumáticos ya castigados frente a los de Vettel, más blandos y nuevos.
DURMIENDO
Con Mercedes confiada y sin darse cuenta del anzuelo que habían mordido, llegó el momento clave de la carrera. En Haas tiraban por la borda el gran rendimiento del coche. Un problema con una pistola que dejaba a sus dos coches tirados. Especialmente el de Grosjean que provocaba que se sacara el Virtual Safety Car.
En Mercedes calcularon, la computadora, que necesitaban 13,6 segundos para protegerse de la posible parada de Vettel. Estaban en ese momento 11,4 por detrás. ¿Por qué ese tiempo? Entre las rayas del safety car, la que hay antes de recta de meta y la meta, o la raya de entrada a boxes, ahí la velocidad es libre. Sí, puede parecer una incongruencia. Pero así está estipulado.
Las cuentas en Ferrari eran distintas. Los 11,4 lógicamente eran los que eran. Pero sus cálculos les decían que, si Vettel estaba más de 10 segundos por delante al volver a pista podía bastar. Para ello Vettel tendría que clavarlo. Y, sobre todo, la parada debía de ser perfecta.
Ahí estaba el error en Mercedes. ¿Increíble? Quizá. Pero es lo que nos vendieron.
Vettel lo clavó y el equipo también. Cuando el Ferrari apareció por el carril de aceleración estaba por delante del Mercedes. Hamilton no daba crédito a lo tenía delante y aunque aceleró, era tarde. Gol por toda la escuadra.
APROVECHAR LA OCASIÓN
Vettel que otra cosa puede que no, pero ir en cabeza es algo que tiene más que dominado, no perdió ripio y mantuvo a Lewis a raya. Éste se mostró errático. Tuvo que trazar de manera distinta para lograr que su coche funcionara, cometió algún pequeño error. Y al final tuvo que cantar la gallina y tirar la toalla. ¿Por qué un coche tan dominador no pudo siquiera acercarse al Ferrari? La respuesta está en el diseño del coche. Mercedes sabe que tiene un potencial ganador casi sin igual. El coche está diseñado con menos ‘rake’, el ángulo de inclinación con el que rueda, porque está hecho para ir delante. Eso implica aire limpio. Si no el coche sufre. Ya lo vimos el año pasado que si no iba primero, lo pasaba mal. ¿Es esto un problema? Desde luego que no. Viendo la superioridad en la Q, no hay peligro. Más allá de alguna salida fallida, el Mercedes va a estar en cabeza en casi todos los GP.
Pero de momento en el muro se durmieron en los laureles y Ferrari aprovechó la ocasión bien aprovechada. La reacción de Mercedes será terrible, seguro. Pero de momento ha quedado claro que aún con su superioridad, no pueden ceder ni un milímetro.
ALONSO A LO SUYO
Tras la relativa sorpresa de los Haas, le pese a quien le pese un Ferrari de 2017, el debate sobre los coches cliente es normal que se reactive. Haas ha demostrado ser el 4º equipo de la parrilla. ¿Qué podrían hacer algún otro equipo, empezando por Toro Rosso con los chasis de Red Bull del año pasado? En este caso poco con el hierro del Honda detrás, pero el debate se puede poner en marcha.
Mientras Alonso volvió por donde lo dejó. En la Q se quedó demasiado atrás no entrando en Q3 por un error en el primer parcial. Y al no quedarle tiempo para intentar otra vuelta. Pero su carrera fue impecable. Buena salida sin más. Acoso a Sainz, al que provocó un error, y tras el desastre de Haas se colocó en 5ª posición. Pero con Verstappen detrás. Con cierta polémica porque el holandés le pasó bajo bandera amarilla. Poco después Max le hacía indicaciones para que recuperara la posición. Pero Alonso no picó. Por si acaso esperó a que dirección de carrera diera el visto bueno. Después el asturiano le dio tormento durante 27 vueltas. Más allá de que su Red Bull estuviera tocado, por un error suyo, Alonso le dio un máster defensivo cerrando con la 5ª plaza el resurgimiento de McLaren. Sólo poder rodar a un ritmo, más o menos rápido, toda la carrera. Sin vueltas de recarga, sin mayores problemas reseñables, es un regalo.
Si sumamos a ello que el McLaren está todavía en las fases más primarias de su desarrollo, es de esperar que vayan hacia adelante.
SAINZ SUFRIÓ
Carlos Sainz por su parte no acabó muy contento el sábado al no poder mejorar su tiempo en la Q3. En carrera cometió un error al pasarse de frenada siendo acosado por Alonso. Luego un problema con el sistema de bebida le hizo ingerir demasiado líquido. Eso le provocó problemas de estómago y mareos. Pero aún así aguanto la décima plaza manteniendo a distancia a Pérez. Pudo ser mejor, pero…
Del resto. Desastre Toro Rosso-Honda, quién no lo esperara, ¡qué le vamos a hacer! Williams el desastre esperado. Ni anda, ni sus pilotos le hacen andar. Sauber con su motor Alfa Romeo con mucho por delante que recorrer. Y Force India más cerca de este trío calavera que de los del paquete intermedio.
Todas la sonrisitas y la sorna con Vettel y Raikkonen tras la Q, se habían borrado de un plumazo. Ferrari tiró del anzuelo y el rictus que le quedó a Mercedes parecía una sonrisa. Pero no, era una mueca. Es lo q ue tiene dormirse en los laureles.
DORMIRSE EN LOS LAURELES
El vencedor en los Juegos Píticos, en Delfos en la antigua Grecia, recibía una corona de laurel. Enlace. Cuando no volvían a ganar nada, se les reprochaba que se habían dormido en los laureles. Desde entonces esa expresión ha ido pasando de generación en generación y de civilización a civilización.
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